Les acercamos una nota publicada en el diario Tiempo Argentino por integrantes de la Red Intercomunal Cuenca Cildañez, que explican qué es esto de trabajar en Redes.
Redes para crear más democracia
La participación popular en las políticas públicas como una herramienta de profundización de las transformaciones sociales.
» Héctor Poggiese y Fabio Oliva | REDES PPGA (PLANIFICACIÓN PARTICIPATIVA Y GESTIÓN ASOCIADA)
Después de 30 años de períodos democráticos sostenidos en nuestra
patria, los que hemos transitado alguna etapa de nuestra vida en
dictadura sabemos que la violencia hecha sistema de gobierno deja
huellas difíciles de borrar. En ocasiones, esas marcas se han
naturalizado y ya no las reconocemos, pasaron a ser parte de nuestra
vida, convivimos con ellas diariamente. El sociólogo Daniel Feierstein
habla en uno de sus libros de prácticas sociales genocidas y traza un
relato que prueba la continuidad entre el nazismo y el autodenominado
"Proceso de Reorganización Nacional", título que ponía en evidencia, sin
ocultamientos, la finalidad del plan cívico-militar.
Las frases "no te metás", "por algo será", "en algo andarán" son
indicadores de una sociedad quebrada que cambió relaciones sociales de
cooperación, solidaridad, reciprocidad, por otras de subordinación,
delación, individualismo. El tejido social se fragmenta, se aísla, se va
transformando en un "fleco social", compartimentado, de vías paralelas,
que favorece las relaciones corporativas.
La recuperación de la democracia y el ejercicio del voto marcaron un
punto de inflexión, pero sabemos que eso solo no alcanza. Los '90 fueron
una clara muestra; vimos cómo muchas de esas prácticas volvían a
ponerse en evidencia y nos alertaron de la necesidad de cambios más
profundos. La fragmentación social, el individualismo, la falta de
solidaridad permanecen, resisten el paso del tiempo como un residuo
sólido, y reaparecen, enmascaradas de violencia en las más variadas
formas: mezcladas en los cacerolazos, entrometidas en las robaderas que
inundaron Córdoba durante la huelga policial.
A veces el tejido social se recompone como reacción espontánea, como en
las asambleas de 2001-2002, que nacieron en medio de una crisis
terminal, explosión obligatoria para quienes eran por ella lacerados, y
fueron deshilvanándose y enseguida disolviéndose. Fueron una enorme
posibilidad de reconstitución del tejido social, vía movilización, pero
no alcanzaron a leerse a sí mismas en el potencial que como redes en
ebullición significaban.
Otras veces, el tejido social puede recomponerse de forma natural, sin
proponérselo, como un extenso proceso de recuperación y reintegración de
la sociedad argentina. Aquí, la variable tiempo es inestimable;
dependerá de una etapa histórica impredecible.
Sin embargo, también existe una forma intencionada, propositiva, de
recomponer el tejido social en base a constituir políticas públicas como
embriones de transformación social, por la vía de una acción asociada
entre Estado y sociedad: las "redes socio gubernamentales". Basta para
eso que los gobiernos convoquen a la participación popular en sus
procesos de elaboración y ejecución de programas, transformando esos
procesos en sitios de aprendizaje de la gestión de lo público y de
ampliación participativa de la democracia representativa. Una política
pública específica puede tener como objeto esa finalidad de aumentar la
participación popular, como la ley boliviana de planificación
participativa, o la venezolana que crea los consejos comunales
decisorios.
En el contexto actual, transitando un camino de ampliación de derechos
para los que menos tienen, de respeto por la diversidad y las minorías,
con evidentes huellas de democratización como la Ley de Medios, avanzar
en un Programa de Participación Popular en Políticas Públicas parece un
desafío a la altura de una nueva década de consolidación y
profundización de la democracia ganada.
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